CONSIDERACIONES GENERALES
La reciente decisión de derogar el Decreto 322/1973, que prohibía la exportación de ganado vacuno en pie, ha generado un gran debate en la cadena de valor de la carne vacuna. Este cambio en la política comercial podría tener implicaciones a considerar seriamente para el sector, que enfrenta desafíos tanto a nivel interno como externo.
Actualmente, Argentina atraviesa una escasez crítica de oferta de ganado para faena, indispensable para cubrir la demanda nacional y la creciente demanda internacional de carne vacuna. En los últimos años, hemos alcanzado niveles récord de exportaciones, consolidando a nuestro país como un actor clave en el mercado global de la carne. La industria frigorífica ha invertido considerablemente en mejorar los estándares de calidad, posicionando nuestros productos como competidores serios y reconocidos internacionalmente. Este esfuerzo no debe ser subestimado ni puesto en riesgo.
La industria cárnica argentina, con sus 400 plantas frigoríficas, emplea a más de 60 mil trabajadores calificados, quienes podrían verse afectados por la apertura de mercados de ganado en pie. Si esta práctica comercial comienza a desarrollarse para competir en este nicho de mercado, tal como se posicionaron Brasil y Uruguay en la región, podría causar desajustes temporales de oferta y demanda en el mercado que, aunque muy puntuales, generarían complicaciones en el flujo normal de abastecimiento y cumplimientos de obligaciones de cuotas país en una industria tecnológica y estratégicamente desarrollada y reconocida por su calidad y sostenibilidad.
Es crucial recordar que más del 80% del volumen de carne producida en Argentina proviene de sistemas pastoriles, un rasgo distintivo apreciado globalmente por su sostenibilidad. La exportación de ganado en pie no solo amenaza la estabilidad del empleo en la industria frigorífica, sino que también desvaloriza el arduo trabajo de nuestros productores, quienes han mejorado la sanidad, la genética y la gestión de procesos de cría de sus rodeos tendientes a satisfacer los mercados más exigentes.
Especialistas y entidades del sector agropecuario han expresado su preocupación por la disminución sistemática del stock ganadero, resultado de las altas tasas de faena necesarias para cumplir con los compromisos de exportación y lograr un nuevo récord de exportación de carne vacuna. Esta situación podría agravarse con la apertura de mercados para la exportación de ganado en pie, comprometiendo la capacidad de Argentina para abastecer la demanda de carne enfriada y congelada establecidas en acuerdos de cuotas país con aranceles preferenciales de ingreso que se han acordado hace años.
Además, es importante destacar que el nuevo acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea incluye altos estándares ambientales y de bienestar animal. Estos mercados de alto valor representan la dirección hacia la cual se orientan otras regiones y mercados más exigentes. Por lo tanto, la apertura de mercados de ganado en pie parece ser una política comercial equivocada en términos de inserción internacional.
La medida parece más una sobreactuación del gobierno para echar luz sobre quienes redactan las derogaciones que el resultado de un análisis profundo sobre la prospectiva del comercio internacional y una visión clara de las tendencias globales, que apuntan a una mayor protección de la industria. La disputa entre la industria y los productores es un error, ya que, a largo plazo, los estándares serán asignados a los países, y la pérdida de mercados de calidad y buenos precios podría perjudicar a todos por igual.
Se trata de una modalidad de comercialización marginal en el negocio de exportaciones del sector ganadero vacuno, ya que Brasil exportó en los últimos 5 años entre el 1 al 2% de su ganado destinado a faena como animales en pie, especialmente a Turquía, y es el país número uno en este rubro y consolidado hace años en ese mercado.
Aspectos como la huella de carbono y las preocupaciones sobre el bienestar animal podrían cuestionar nuestras exportaciones según los nuevos estándares comerciales acordados por el gobierno por ejemplo en el Acuerdo Mercosur – Unión Europea. Las crecientes reglas de comercio basadas en dimensiones ambientales, junto con la limitada integración de la cadena de valor y empleo, pueden debilitar la sostenibilidad y viabilidad del negocio, afectando su desarrollo futuro.
En conclusión, preservar el recurso ganadero y su valor agregado es clave para sostener la competitividad y el prestigio internacional de la carne argentina. Comprometer la estabilidad de este sector emblemático, caracterizado por su alcance federal, calidad y sostenibilidad, sería un error estratégico con potenciales consecuencias negativas a largo plazo.
Algunas preguntas que es preciso hacernos respecto de la derogación del decreto 322/1973.
- ¿La exportación de ganado en pie con destino a faena es una novedad para nuestro país en el mercado de la carne vacuna?
A pesar que el MAGyP en su página menciona que la medida “promueve nuevas oportunidades en el mercado exportador impulsando la potencia del campo argentino”, la verdad es que no es ni una novedad ni un impulso.
Esta medida nos retrotrae a las formas de comercializar carne argentina en épocas anteriores a la campaña del desierto, porque ya en 1876 zarpaba desde nuestro país el primer buque frigorífico con carne argentina. Es decir que ese hito histórico, tan deseado por nuestra SRA y nuestros ganaderos que habían mejorado la calidad de nuestros planteles, por fin se llevaba a cabo: Un ensayo revolucionario con el objeto de dejar de enviar Buques con animales en pie para pasar a exportar carne faenada y procesada en frigoríficos ubicados en nuestro país. Fue tan grande esa revolución en la comercialización de la carne en valor y volumen de nuestras exportaciones (junto a las de trigo y maíz), que la Argentina resultó uno de los casos más estudiados de “export-led-growth” (crecimiento liderado por las exportaciones) en América Latina durante la primera globalización.
FALSO. Nuestro país trabajó desde antes de la campaña del desierto en el desarrollo de una cadena que, integrando todos sus eslabones, le permitiera posicionarse con una carne premium en los mercados globales más exigentes. Volver a la forma de comercialización de ganado en pie para faena nos lleva más de 150 años atrás, cuando proveíamos de carne a los ingleses y sus colonias bajo la modalidad de venta de ganado en pie.
- ¿Es un negocio de tanto volumen que puede impactar en nuestras exportaciones?
A pesar del énfasis que le pone quien empuja la lapicera de desregular todo, en su equivocado entendimiento que la desregulación es en sí misma una política pública, en este caso en particular muestra además un gran desconocimiento del tema.
La exportación de animales en pie con destino a faena puede hacerse por ferrocarril, camión o buques de alta mar. El total de animales vendidos en pie, no solo para faena sino también como reproductores u otras razones, es de apenas 5,6 millones de cabezas al año, según datos del USDA que se adjuntan, y solo algo más de la mitad de ello se realiza por ultramar.
Se estima que en el mundo se faenan por año más de 200 millones de cabezas con un Stock mundial que ronda los 1.000 millones de vacunos.
Es decir que, suponiendo erróneamente que los 5,6 millones de cabezas exportadas en pie se destinarán a la faena, estamos hablando del 2.5% de los animales que se faenan en el mundo. Si además descontáramos los animales que se comercializan bajo esta modalidad con fines genéticos, para producción de leche, o bien porque en muchos casos se exportan para invernar y se reimportan para faena ese porcentaje del 2.5% se ve reducido significativamente.
FALSO. Se trata de un negocio de pequeño volumen y de nichos muy puntuales a mercados marginales muy específicos como algunos países del Norte de África, del sudeste asiático o de Oriente medio.
Para Brasil, que es uno de los dos países líderes en este mercado de ultramar, en los últimos 5 años la exportación de ganado en pie representó solo el 1 al 2% de los animales que produjo para faena.
- ¿Es un negocio en expansión y con un futuro promisorio?
Para la OMSA en sus recomendaciones sobre los lineamientos a tener en cuenta para el transporte de ganado en pie destinado a la exportación establece como premisa básica que los viajes deben ser CORTOS por razones de bienestar animal.
Los transportes terrestres de animales vivos están severamente observados y altamente regulados en muchos países, y se tiene una mirada muy crítica sobre el impiadoso traslado en buques de altamar donde no son respetadas ninguna de las cinco libertades del bienestar animal aplicables al transporte de animales vivos.
Sin embargo los buscadores de desregulaciones muestran con asombro y modernidad los enormes barcos para traslado de ganado de Brasil o Australia, los dos países líderes en este tipo de comercialización, en los que los animales deben recorrer distancias de 6.000 a 10.000 kilómetros por altamar cuando hay consenso internacional para calificarlas como prácticas inaceptables e incompatibles con el respeto por la vida de los animales.
Estas travesías en gigantescos barcos, donde la ventilación es forzada por el altísimo hacinamiento y no se respeta ni la conducta animal ni la superficie necesaria para permanecer hasta 6 semanas en condiciones inaceptables y donde el único argumento que muestran las empresas para justificar estas prácticas es la relativamente baja tasa de mortalidad, como si llegar vivo fuera un logro.
Citando algunos ejemplos podemos decir que Nueva Zelanda PROHÍBE a principios del año 2023 las exportaciones de ganado por mar fundamentando tal decisión en la necesidad de proteger la reputación del país como exportador responsable.
En Brasil hay una enorme controversia con esta modalidad de exportación. Cuando un barco con ganado procedente de ese país hizo una parada de aprovisionamiento en ciudad del cabo, por el gran hedor que desprendía, las autoridades sudafricanas mediante orden judicial, subieron a inspeccionar el cargamento encontrando animales muertos, otros fueron eutanasiados de inmediato y dejaron sentadas las deplorables condiciones suciedad y estrés en que se encontraban los animales, reabriendo así un viejo debate sobre esta práctica comercial. El debate interno en el propio Brasil es feroz y las organizaciones de defensa del bienestar animal consiguieron en 2023 que la justicia prohibiera el traslado de ganado vivo por mar, pero la misma no estará vigente hasta que una corte de apelación no se expida. El juez en su sentencia expresaba que, ya que Brasil tiene “la vergüenza eterna” de haber sido el último país de América en haber abolido la esclavitud, que al menos no sea el último en “respetar los derechos de los animales no humanos”.
En los últimos años hubo al menos dos accidentes con ganado exportado en barco desde Brasil. En 2012 miles de animales con destino a Egipto murieron de asfixia ante la falla de los sistemas de ventilación y en 2015 un barco con destino a Venezuela con más de 5.000 animales naufragó en la costa a poco de partir y los cadáveres bajo el agua o flotando muertos en las costas generaron un enorme impacto ambiental.
FALSO. Este tipo de práctica comercial está fuertemente cuestionada en el mundo y su continuidad pende de un hilo. El respeto por el bienestar animal en todas las etapas de la cadena es una exigencia moral y social en los tiempos que corren y esta forma de comercialización más temprano que tarde va a ser abolida.
- ¿Cuáles serían esos mercados promisorios de los que hablan para justificar una medida de desregulación cuyo único fundamento valido parece ser su antigüedad y no sus razones?
Hace 120 a 150 años argentina promocionó la comercialización de ganado en pie como una manera de mostrar a Europa (Francia fue el primer destino) la calidad de nuestro ganado, aunque fue finalmente Inglaterra quien se interesó por ellos y casi a la par instalo una industria frigorífica insipiente INCIPIENTE mientras se trabajaba en métodos de conservación de carne refrigerada en buques frigoríficos. En 1876 se lleva a cabo el primer ensayo y en los años que siguieron, con el avance de la tecnología, se fue consolidando la exportación de carne refrigerada y luego congelada posicionando a nuestro país como un gran proveedor a Inglaterra y sus colonias, donde toda la industria estaba en manos inglesas.
Nuestro país podría exportar animales destinados a faena a aquellos países con los que tiene acuerdos comerciales y protocolos sanitarios firmados para animales en pie con fines de mejoramiento zootécnico ya que el cambio del objeto o fin de la exportación debería ser homologado rápidamente.
Los países limítrofes con los que tengamos protocolo podrían ser nuestros destinos, pero Brasil es uno de los dos países más fuertes en ese mercado, Uruguay exporta ganado en pie para faena y ahora habilitó la exportación para engorde de terneros y animales livianos sin terminar y con Chile tenemos una excelente relación comercial y le exportamos un volumen importante de carne. Difícilmente se pueda exportar en la región, excepto que los ganaderos de las provincias del Norte ante la ausencia total o escasez de frigoríficos exportadores vean en Paraguay una mayor cercanía logística y los exporten para ser faenados allí.
Los destinos que demandan este tipo de producto son aquellos que quieren realizar la faena Halal en su propia tierra y que en la mayoría de los casos carecen de logística de frío para transportar carne congelada hasta los centros de consumo.
Para los destinos de ultramar que acabamos de referirnos Argentina tiene protocolo con Arabia saudita incluyendo faena, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Kasajistan solo para genética y otros de esa región que habían iniciado el pedido como Barhein, Qatar, Kuwait, Oman y Usbekistan.
FALSO. Los mercados de ultramar más demandantes como Turquía, Argelia y del sudeste asiático están abastecidos por Brasil y Australia, y en menor medida por Uruguay y algunos otros países. Los mercados a los que podríamos acceder por vía terrestre o son exportadores o tienen precios relativos más bajos que nuestro país. Recordar que Argentina tiene la carne en dólares más cara del Mercosur.
- ¿Somos competitivos en precio con los países del Mercosur como para exportarles, o bien para competirles en los mercados a los que ellos exportan, y generar nuevas oportunidades para el productor argentino?
De ninguna manera nuestros productores podrían ser competitivos en precio ya que somos el país del Mercosur con los valores más altos en dólares.
El precio de la carne al gancho en Uruguay se paga 4.3 dólares el kilo, en Paraguay 3,6 dólares el kilo y Brasil 3,70 dólares el kilo, mientras que en argentina el valor alcanza los 4.8 a 5 dólares el kilo.
FALSO: Los costos internos de producción son tan elevados que no tenemos ninguna chance de competir con los países limítrofes como lo habilita la derogación del citado decreto.
Es más, en caso de firmarse los convenios y protocolos sanitarios, cabría la reciprocidad de la medida pudiendo ingresar animales para faena de Paraguay y Basil fundamentalmente, o bien animales destinados a la terminación desde Uruguay, con la amenaza que esto significaría para sostener el valor que hoy recibe el productor argentino por la hacienda por parte de los frigoríficos nacionales.
Anexo USDA. Resumen del Comercio de Ganado – Principales Países (en 1,000 cabezas)
