IDAA

Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino

¿Qué está pasando con las verduras?


Ing. Matías F. T. Lestani

Cada vez que nos dirigimos a la verdulería, nos enfrentamos a una realidad desalentadora: los precios de los productos aumentan de forma constante. Este fenómeno nos obliga a ser selectivos al elegir qué comprar, limitándonos a adquirir solo lo imprescindible. Es evidente que algo está sucediendo con la dinámica de precios que ha experimentado un marcado incremento desde el inicio del año hasta la fecha actual.

Para comprender mejor esta situación, resulta fundamental analizar las principales alzas que han ocurrido en los últimos meses y las causas que las sustentan. Este análisis nos permitirá vislumbrar cuál podría ser el escenario que nos aguarda en el futuro cercano.

Durante el presente año, la producción hortícola de los principales cinturones productivos del país se vio severamente afectada por una serie de factores que provocaron una importante disminución en los volúmenes de producción. Esta situación ha tenido un impacto directo en los precios de venta al consumidor de las principales verduras y frutas que forman parte de la canasta básica alimenticia, generando un aumento significativo en los costos para las familias.

En esta dirección, un nuevo informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, revela que la pobreza se elevó alarmantemente al 55,5% de la población argentina en el primer trimestre de 2024, mientras que la indigencia alcanzó el 17,5%.

En las áreas urbanas evaluadas por la encuesta del ODSA-UCA, se observa que el creciente aumento de los precios de los alimentos en Argentina ha provocado un aumento significativo en la inseguridad alimentaria. El 24,7% de las personas, el 20,8% de los hogares y el 32,2% de los niños, niñas y adolescentes se ven afectados por la inseguridad alimentaria total. De manera preocupante, el 10,9% de las personas, el 8,8% de los hogares y el 13,9% de los niños, niñas y adolescentes se encuentran en una situación aún más crítica, experimentando una inseguridad alimentaria severa. Ante esta alarmante realidad, resulta imperativo analizar los diversos factores que inciden directamente en el acceso a la canasta básica y en la seguridad alimentaria.

Entre las causas que contribuyeron a esta merma en la producción se encuentran las condiciones climáticas adversas, como inundaciones, que afectaron la calidad y cantidad de los cultivos. Además, las políticas agrarias implementadas por el gobierno no han sido suficientes para proteger y mitigar los efectos climáticos adversos en los productores hortícolas, y las fluctuaciones en los precios de los insumos necesarios para la producción.


Esta situación pone en evidencia la fragilidad de la cadena productiva hortícola en el país, destacando la necesidad de implementar políticas públicas que garanticen el fortalecimiento de la misma a través de la capacitación de los productores, la mejora de la infraestructura productiva intrapredial y la generación de mecanismos que incentiven tanto la producción local consumo de alimentos frescos y saludables de cercanía.

  • Tomate Redondo: De $ 1250 /Kg. a Hoy
    $ 5000/Kg. de Chile. 400 % ↑
    $ 2750/Kg. de Mendoza. 220 % ↑
    $ 2000/Kg. de La Plata. 62,5 % ↑
  • Tomate Perita: De $ 1250 /Kg. a Hoy
    $ 2750 /Kg. de Mendoza. 220 % ↑
    $ 2000 /Kg. de La Plata. 220 % ↑
  • Pimiento rojo: De $ 1000 /kg a Hoy
    $ 5000 /kg. de La Plata. 500 % ↑
    $ 6500 /Kg. del Norte 650 % ↑
  • Perejil: De $ 1000/ Kg. a Hoy $ 4000/ Kg. 400 % ↑
  • Berenjena: De $ 500 /Kg. a Hoy $ 1900 /Kg. del 375 % ↑
  • Pepito: De $ 600 /Kg. a Hoy $ 2100 /Kg. 355 % ↑
  • Lechuga: De $ 830 /Kg. a Hoy $ 2500 /Kg. 300 % ↑
  • Zucchini: De $ 1250 /Kg. a Hoy $ 3750/Kg. 300 % ↑
  • Ajo puerro: De $ 1200 /Kg. a Hoy $ 3300 /Kg. 277 % ↑
  • Acelga: De $ 800/Kg. a Hoy $ 1800/Kg. 225 % ↑
  • Zapallito Redondo: De $ 1200/Kg a Hoy $ 2900/Kg. 141 % ↑

(Datos relevados de 163 puestos de venta del Mercado concentrador del municipio de Morón Prov. de Bs As, valor mayorista por jaula).

Se observa que durante los primeros cinco meses del año, el
incremento ha sido significativo, demostrando un patrón generalizado de aumento en los precios durante el período especificado.

Es evidente que los incrementos en los precios de los productos han superado la tasa de inflación durante el mismo período. A pesar de la presencia de factores estacionales, en este análisis se excluyeron los principales productos con estacionalidad negativa para mantener la coherencia de los resultados.


La escasez de oferta de hortalizas en el mercado es una de las razones fundamentales detrás de esta situación de precios elevados. La disminución en la producción se debió en gran medida al incremento en los costos de producción, influenciado por la volatilidad cambiaria experimentada en diciembre.
Esto no solo impactó en los precios de los productos finales, sino que también dificultó el acceso a los insumos necesarios para la producción.


El aumento de los costos no solo afectó la aplicación de tecnología en los cultivos, como el uso de fertilizantes o el control de plagas, sino que también redujo la superficie destinada a la producción, principalmente debido a los altos costos y a la escasez de semillas. La combinación de estos factores ha generado una presión significativa sobre los precios de las hortalizas en el mercado, afectando a consumidores y productores por igual. Es necesario analizar estas variables en profundidad para poder encontrar soluciones efectivas que permitan estabilizar los volúmenes productivos de las principales verduras y hortalizas.

Un ejemplo ilustrativo de la situación actual es el notable aumento en el precio de las semillas y polinizadores para el cultivo de Zapallito de Tronco variedad Franco. En tan solo un mes, el costo del sobre de siembra pasó de $18,000 en diciembre a $58,000 en enero, representando un aumento del 322%. Esta alza refleja la severidad de la crisis de precios que enfrentan los productores.

Es fundamental considerar que las actividades productivas están sujetas a estacionalidad y a procesos biológicos que no responden de manera inmediata. Por ejemplo, en el caso del cultivo de tomate, la compra de semillas en diciembre, la siembra en febrero y la cosecha en la actualidad muestran cómo los
ciclos naturales se ven afectados por factores como el clima y cómo esto ha contribuido a una escasez significativa en la oferta de producción.


Además, otro factor de gran relevancia es el incremento en las tarifas de energía eléctrica que ha tenido un impacto sustancial en el sector, siendo crucial para los sistemas de riego indispensables en el proceso productivo. El aumento del costo de la energía para el riego ha sido del 267% desde diciembre hasta la fecha, afectando particularmente a las unidades productivas hortícolas y generando una presión adicional sobre los costos de producción.


Los aumentos en los precios de los combustibles y las tarifas también se traducen en los costos a lo largo de la cadena de comercialización. Esta compleja interacción de factores socioeconómicos y climáticos está contribuyendo a una crisis en el sector hortícola que requiere una atención urgente por parte de las autoridades y una acción política coordinada para abordar de manera efectiva estos desafíos y garantizar la viabilidad de la producción en el país.

El impacto del clima en la disminución de la oferta de hortalizas ha sido significativo, particularmente debido a las intensas lluvias registradas en febrero y marzo. Estos eventos climáticos no solo ocasionaron la pérdida de un gran número de plantas en crecimiento, sino que también generaron retrasos
en las las tareas de siembra y re-siembra de diversos cultivos. En los principales cinturones verdes, la combinación de fuertes vientos y lluvias torrenciales provocó daños en campos de cultivo e invernaderos, impactando directamente en los volúmenes productivos.


Sumando a estos fenómenos meteorológicos, los productores se vieron enfrentados a una alta incidencia de enfermedades como viruelas y hongos, especialmente en las verduras de hoja. Además, las heladas tempranas, que ocurrieron casi un mes antes de lo habitual, añadieron otra capa de complejidad
a la situación, conduciendo al descarte de lo que ya se había producido en campo, afectando negativamente tanto la oferta como la calidad de los productos.


Estos desafíos climáticos ponen de manifiesto esta exacerbada relación entre los precios y disponibilidad de hortalizas en el mercado.

Un aspecto crucial que influye directamente en la resiliencia de los productores y en su capacidad productiva es la disminución de los programas gubernamentales de prevención, contención, mitigación y asesoramiento técnico. Estos programas, como el Programa ProHuerta del INTA y el Programa Cambio Rural de la Secretaría de Bioeconomía de la Nación, hoy inactivos o dados de baja en su mayoría, desempeñan un papel fundamental en el apoyo a los productores para mejorar técnicas de producción y cerrar brechas entre la productividad actual y su potencial.


La falta de estos programas reduce la capacidad de respuesta del sistema productivo del país frente a desafíos como los eventos climáticos extremos y las fluctuaciones de mercado. Es fundamental que el Estado actúe de manera efectiva en esta situación, implementando políticas agropecuarias
que promuevan la sostenibilidad, mitiguen el cambio climático y consoliden la productividad del sector hortícola.


En conclusión, si el Estado no juega un rol crucial en este proceso, como mencionó un productor: “Nos espera un invierno caro hasta después de la primavera”

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