Durante noviembre la tendencia al incremento interanual de las importaciones de alimentos continuó la tendencia de los dos meses anteriores, según surge de los datos de comercio exterior del INDEC, en el análisis realizado por el Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino (IDAA).
Los 228 millones de dólares que representaron las importaciones en noviembre marcan un crecimiento interanual de 61%, que supera al 53% de octubre y el 47% de septiembre. Estas importaciones involucran tanto a los alimentos para consumo final como para procesos de elaboración, excluyendo a la soja que se importa temporalmente para su industrialización y exportación como subproductos con valor agregado.
En el gráfico adjunto se observa nítidamente cómo a partir de septiembre las importaciones superan claramente a las de 2023, tras dos meses (julio y agosto) con valores similares.
Este salto en las importaciones puede explicarse por la reducción de 10 puntos porcentuales en el impuesto PAIS, precisamente aplicada a partir de septiembre, junto con el fortalecimiento del Peso frente al dólar.
Junto con la eliminación total del impuesto PAIS a partir de enero de 2025 y la continuidad de la nueva “tablita” devaluatoria es esperable que la tendencia se acelere en los próximos meses.
El análisis del IDAA se focaliza en la importación de alimentos que son producidos en la Argentina, ya que las condiciones macroeconómicas creadas por el Gobierno nacional, sumadas a una apertura indiscriminada del comercio exterior podrían ocasionar daños a las cadenas de valor locales involucradas.
Por caso en noviembre se registró la importación de más de 3.000 toneladas de limones, un volumen mensual absolutamente inusual, que no registra antecedentes en los últimos años.
En concreto, las 4.872 toneladas importadas durante 2024 (Ene/Nov) supera en 261% al mismo periodo de 2023 y en 159% a 2022. Si bien este pico de importaciones se podría explicar por una acción coyuntural de mercado vinculada a la calidad del limón chileno (de donde provinieron las importaciones), no es menos cierto que esta conducta coincide con los parámetros económicos analizados previamente.
En tanto, las importaciones de tomate continuaron en noviembre con sostenido ritmo, acumulando en el año 13.692 toneladas, que representan un incremento interanual de 5.776%, un volumen incomparable con los ocho años previos, como se muestra en el siguiente gráfico:
El denominador común de las importaciones de alimentos es la proximidad de los mercados de origen. En el caso del tomate, en noviembre fueron proveedores Paraguay (60% del volumen), Chile (31%) y Brasil (9%), con una enorme disparidad de precios CIF, ya que mientras el tomate chileno ingresó con un valor promedio de 1,28 US$/kg, el paraguayo lo hizo a 0,14 US$/kg.
De los productos analizados por IDAA el mayor salto interanual se da con la cebolla, que acumula importaciones por 32.550 toneladas o el 11.525% respecto de 2023. En tanto la importación de zanahoria aumenta a una tasa de 5.780%, muy similar a la del tomate. La tendencia también se verifica para productos importados con valor agregado como es la yerba mate, la pulpa de tomate o el vino, que exhiben incrementos interanuales de entre 76 y 590 por ciento.
Conclusión: En el último tramo de 2024 se observa un claro aumento de las importaciones de alimentos, elaborados o intermedios, varios de los cuales compiten con la producción local.
Si bien algunos movimientos se podrían explicar por causas puntuales como calidad o estacionalidad de la oferta, lo cierto es que estas operaciones serían inviables si no fuera por el marco macroeconómico y de política económica que permiten obtener rentabilidad importando productos que se producen localmente.
La continuidad y/o profundización de estas políticas podrían llevar a una aceleración de la tendencia observada a partir de septiembre de 2024.
Desde el IDAA estamos en contacto con las cadenas de valor involucradas con el objeto de determinar y alertar sobre los potenciales daños que las importaciones les pudieran causar.