Datos sobre comercialización de vinos en el mercado interno y externo enero/junio 2023-2024
Por Nacho Fittipaldi
Introducción.
El sector vitivinícola muestra, como no podía ser de otra forma, una retracción en el mercado interno y externo. Las alarmas se encienden justamente por este mal escenario en uno y otro frente sumado al vidrioso panorama económico que afronta el país.
Aquí evaluaremos la serie interanual enero/junio 2023-2024. Los datos que analizaremos son tomados del informe mensual elaborado por el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) y datos del Observatorio Vitivinícola Argentino. Los informes del INV toman los datos de las declaraciones juradas de despachos de bodegas a mayoristas y distribuidores. Este dato es significativo dado que no necesariamente dice algo respecto al consumo per cápita interno.
Otro aspecto a tener en cuenta es que, más allá de que buena parte de la caída del consumo se atribuye a la inflación y la respectiva pérdida del poder adquisitivo de los salarios, lo cierto es que la tendencia del mercado interno de vinos viene cayendo de manera constante desde 2005. Las razones son variadas y no siempre se explican por recesiones como la actual: competencia con la industria cervecera, competencia con otro tipo de alcoholes, competencia con bebidas alcohólicas en formatos más amigables y retracción del consumo de alcohol en las franjas etareas jóvenes como consecuencia de nuevos valores vinculados a la salud, una re-significación del “buen vivir”, como consecuencia de la experiencia vivida durante la pandemia de Covid-19.
Además, entre los que sí consumen alcohol, hay una tendencia en el mercado global que busca bebidas frescas, dulces y con baja graduación alcohólica. El mercado argentino no escapa a esa dinámica y se ve en los registros que el consumo cae año a año. De hecho el INV en su resolución 5/2024 acaba de aprobar la elaboración de vino parcialmente desalcoholizado o vino sin alcohol, algo que en EE.UU y Europa es moneda corriente. Aquí será todo un desafío para un mercado que se contrae y que encuentra en otras bebidas sin alcohol, la cerveza por ejemplo, un duro competidor. El sector vitivinícola busca interpretar esa demanda con nuevos productos (vinos blancos y rosados que en su versión fraccionado en botella están a un nivel muy alto de calidad) y novedosas presentaciones como la lata de 330 cm o el bag in box, pero evidentemente no siempre logra colmar las expectativas de productores y bodegueros.
Comercialización acumulada
Miremos la siguiente tabla.
Meses | Despacho de vino al mercado interno por mes, en hectolitros | ||
2023 | 2024 | Variación interanual | |
Enero | 551.471Hl | 501.466 Hl | -9,1% |
Febrero | 494.455Hl | 499.577 Hl | +1,0% |
Marzo | 572.269 Hl | 542.840 Hl | -5,1% |
Abril | 607.348 Hl | 540.982 Hl | -10% |
Mayo | 628.854 Hl | 669.091 Hl | + 6,4% |
Junio | 640.703 Hl | 579.264 Hl | -9,5% |
TOTAL | 3.495.100 Hl | 3.333.035 Hl | -4,6% |
FUENTE: Informe anticipo comercialización mercado interno de vinos, mes junio 2024, INV.
Si miramos el cuadro vemos que el despacho de vino entre las bodegas y los mayoristas acumulada enero-junio 2023-2024 alcanza 3.333.035 Hl, manifestando una caída del 4,6% en el interanual. Un dato sobresaliente es el del mes de mayo en donde se interrumpe la caída con un repunte meteórico de +6,4%. Se hace difícil tomar esa estampida como respuesta a un supuesto repunte del consumo interno. Más bien parece la estrategia de mayoristas, super-mercadistas y distribuidoras, adquiriendo stock. Hay un antecedente inmediato. Allá por noviembre-diciembre de 2023, estos mismos actores, salieron a comprar fuerte para stockearse previendo una devaluación ante el cambio de gobierno nacional, como finalmente ocurrió. Al ver ese +6,4% de mayo 2024 pareciera que, o preveen otra devaluación o ya han colocado todo el stock adquirido el año pasado y salen a stockearse nuevamente para abastecer la demanda actual. Sin embargo, este aspecto es refutado por dos elementos concretos: a) hay una agresiva campaña de ventas en hiper y supermercados, negocios de cercanías, vinotecas y tiendas on-line que nos demuestran que stock sigue habiendo y que lo que no hay es consumo. b) un dato estructural del mercado interno confronta la idea del aumento de consumo. Veamos.
Consumo per cápita de vinos por décadas* | |
Año | Litros por año por habitante |
1962 | 82,9 |
1972 | 79,7 |
1982 | 73,6 |
1992 | 49,5 |
2002 | 32,9 |
2012 | 25,1 |
2022 | 18,0 |
*Sobre la población total del país.
FUENTE: elaboración propia en base a datos del INV y Observatorio vitivinícola argentino.
Si miramos la serie del consumo de la tabla no cabe dudas de que el consumo se viene desplomando a pasos agigantados desde hace décadas por razones que, obviamente exceden al actual gobierno. Y más allá de que el consumo per cápita haya aumentado levemente en el mes de mayo, no alcanza para explicar semejante estampida de +6,4%, en el despacho interno. Entre otras cosas porque el +6,4% es en hectolitros y el consumo per cápita se mide en litros por persona. No hay manera.
El INV informa que en el primer semestre del 2024, la venta de vino cayó 4,6% (vino color -6.9% y vino blanco, un -5.1%) respecto del mismo período de 2023. Esto sí es consecuencia de las políticas puestas en marcha por el actual gobierno y que impacta de lleno en los bolsillos de los consumidores. Otro dato, mas general, que solidifica la tendencia es que, según la consultora Scentia, en un relevamiento que incluye a hipermercados, supermercados y autoservicios de cadenas y marcas independientes de todo el país, en junio se registró una caída interanual en las ventas de los productos de la canasta básica del 12,5%. Las bebidas con alcohol cayeron 19,6% en junio y acumulan una baja interanual del 15,6% en el semestre.
La caída de ventas por tipo de vino
Hilando un poco más fino vemos que la caída interanual más fuerte se da entre los vinos espumosos, lo que los argentinos llamamos indiscriminadamente como Champagne, 39,6%, lo que implica un desplome inusual del segmento. Este segmento, que representaba el 3,9% del total en el primer semestre de 2023, disminuyó su participación al 2,5% en 2024. Si bien es un segmento chico del mercado interno, para los productores y elaboradores de este vino, es una caída brutal.
Los vinos sin mención varietal disminuyeron 4,7%, los varietales aumentaron a penas 0,4% y la categoría “otros vinos” (aquí se incluyen bidones, sachet, y bag in box) cayeron 15,6% respecto a igual período del año anterior. En tanto que los vinos blancos cayeron un 4,7% y el vino color 4,6 respectivamente. Un dato significativo es que el consumo en Argentina viene cayendo más que el promedio mundial.
Mercado externo
En relación al mercado externo es un poco más complejo el análisis dado que este tipo de comercialización es en interacción con actores y variables a nivel global, no depende solo de lo que ocurra en Argentina. Sin embargo, vemos que también hay una retracción y si bien la misma no es de dimensiones estrafalarias, preocupa la falta de políticas del gobierno nacional para con el sector y con esta área de la comercialización en particular. Recordemos que en la versión original del DNU 70/2023, el gobierno de Milei elevaba a 8 puntos las retenciones luego de que Martín Guzmán las tuviera en 4 y Sergio Massa las bajara a 0. El sector logró doblegar esa propuesta pero hubo zozobra.
Comercialización en el mercado externo
Durante los primeros seis meses de 2024, Argentina exportó 93,2 millones de litros de vino, lo que implica una caída del -2,3%. Se exportaron 2,2 millones de litros menos con respecto al mismo período del año 2023. De ese total, 71,4 millones (76,7%) corresponden a vinos fraccionados (-3,1%) y 21,8 millones (23,3%) vino a granel (0,3%). Los principales destinos de exportación para vino fraccionado y a granel siguen siendo de manera muy nítida EE.UU, Reino Unido y Brasil, muy alejados del resto de los destinos.
El precio promedio del vino total en el acumulado enero-junio es de 3,45 dólares/litro (-1,2%), llegando el fraccionado a 4,19 dólares/litro (-0,8%) y el granel a 1,01 dólares/litro (+1,3%). En el período enero-junio ha aumentado el precio medio de los vinos varietales y espumosos.
La buena noticia es que en lo que va del año las exportaciones de mosto concentrado ascienden a 32.336 toneladas, un 103,3% más en volumen y un 83,4% más de ingreso de divisas respecto al mismo período del año anterior.
El precio promedio del mosto concentrado en el acumulado del año llega a 1.682,1 dólares/tonelada y en junio se comercializó a un precio promedio de 1.584,4 dólares por tonelada.
Sin embargo, hay un dato alarmante y es que la exportación de vino y mosto por volumen, tomando junio del 2023 contra el mismo mes del 2024, cayó 10,9% y el fraccionado 14%; mientras que el vino a granel subió 3,9%. Si bien es cierto que parte de esa caída se explica por el cierre del paso internacional Argentina-Chile, la tendencia para junio era negativa.
Y si tomamos mayo contra junio del corriente año las exportaciones han caído un 31,8%. Es un numero alarmante.
En lo que va del año es clara la tendencia a la suba de las exportaciones del vino a granel y del mosto concentrado, lo cual si bien es una buena noticia es, dentro de la industria del vino lo que menos valor agregado aporta y por lo tanto lo que peor se paga.
Las exportaciones de vino fraccionado por volumen medido en hectolitros, junio 2023 contra junio 2024, discriminadas por envases, muestran una caída del vino fraccionado en botella (-14%) un aumento del tetra brik (+57) aumento de la lata (+51,5%) y la categoría “otros envases” muestra una caída (-78%) muy significativa; aquí quedan comprendidos bidónes, sachet, y bag in box.
Las explicaciones sobre la caída de las exportaciones pueden ordenarse en relación a dos factores ya conocidos. Por un lado, la competitividad de los vinos argentinos, que se explica en parte por el tipo de cambio que, si bien recibió un empujón con la devaluación de diciembre, ya está en condiciones parecidas a las del segundo semestre de 2023. Por otro lado, hay una caída del precio en el mercado mundial que cayó en el primer trimestre: el vino fraccionado cayó un 9% en valor, los graneles un 17% y los espumantes, por primera vez en mucho tiempo, cayeron un 5% en el acumulado anual.
El rol del Estado
El rol del Estado ocupa un lugar central en su vinculación con el sector, su desarrollo y las estrategias público-privadas para pensar escenarios a largo plazo. Recordemos que en 2013 durante la presidencia de Cristina Fernández se sancionó la Ley 26.870, una ley histórica que declaró al vino como Bebida Nacional. Esta ley colaboró en la difusión de la cultura que implican la producción, elaboración y consumo del vino argentino. El desarrollo de las economías regionales y la presencia del vino argentino en eventos gubernamentales en el exterior. Otro aspecto central sobre el que la ley hace foco, es la promoción de estudios tendientes a la definición de las distintas regiones y subregiones vitivinícolas de cada provincia. En este sentido, a fines del 2024 se presentaron los resultados del estudio sobre caracterización de suelos expresadas a partir de su geología, suelo, clima y paisaje de las regiones productivas de Mendoza, San Juan, Salta y Tucumán. El estudio se hizo en convenio entre el CFI, BID y COVIAR. Los resultados del mismo colocan a la Argentina como el primer país productor de vinos del mundo en tener estudios de caracterización de sus zonas bajo una misma metodología de investigación. A contrapelo de todo esto, el Gobierno de Milei acaba de anunciar el no envío de fondos para enfrentar la campaña 2024-2025 contra la Lobesia Botrana (polilla de la vid), algo así como 13 millones de dólares. Esta polilla afecta de manera directa los volúmenes y rindes de producción. Pese a que su combate está contemplado en la Ley 27.227 y 27.233 en donde se establece el accionar del Estado Nacional y su articulación con las provincias para evitar el potencial desastre que esta plaga implica, y que afecta, fundamentalmente a Mendoza y San Juan.
Otro aspecto de preocupación en relación al rol del Estado es la discontinuidad de programas que se estaban ejecutando. Por ejemplo el PROVIAR II, este programa contaba con financiamiento internacional del BID y ANR del PEN, cuyo contrato firmado en marzo del 2023 implicaba una operación total por 50 millones de dólares y que ha sido interrumpido hasta nuevo aviso.
Otro ejemplo es la eliminación del Fondo para el Desarrollo del Enoturismo que, a través de la Secretaria de Agricultura Ganadería y Pesca de la Nación y el Ministerio de Turismo había creado un fondo por un monto total de 300 millones de pesos destinado a promover el turismo en bodegas. Este rubro ha venido mostrando un dinamismo ejemplar que ha encontrado excelente acogida en el turismo internacional pero también en el local. Implica además de las ventas en bodega, gastronomía y los puestos de trabajo que esta actividad requiere. Es un camino que se estaba desarrollando y que también se ha visto obturado.
Consideraciones finales
Es evidente que el sector vitivinícola no escapa a la caída del consumo general en la Argentina a partir de la llegada del actual gobierno y que eso impacta negativamente en las ventas. Sin embargo, sería necio desatender la realidad del sector que está “apretado” desde antes de la llegada de Milei. Parte de esa realidad se explica por políticas que no siempre focalizan sobre la naturaleza misma del sector, sus necesidades, su heterogeneidad. Es evidente que provincias como Mendoza y San Juan que producen el 80 % del volumen total de vinos de Argentina y representan el 95% de sus exportaciones tienen necesidades muy diferentes a otras como La Rioja, Neuquén, Salta, Río Negro, Tucumán y Catamarca; y ni hablar de las provincias que están en un tercer pelotón como Córdoba, Buenos Aires, Chubut y Entre Ríos que vienen abriéndose camino a fuerza de buenas intenciones y, en algunos pocos casos, como la Ley 15.405 Vino Buenos Aires, encuentran en el entramado Estatal una mano no tan invisible que acompaña al sector para el desarrollo inicial de la industria vitivinícola.
La industria del vino comercializa en el mercado interno el 80% de lo que produce (varía un 5% hacia abajo o hacia arriba según los contextos) y exporta, históricamente, el 20%. En ese vaivén el sector vitivinícola solía encontrar su punto de equilibrio entre la caída del mercado interno y la subida de las exportaciones. La crisis actual encuentra una caída de ambas, y a todas luces mucho más marcada la caída del mercado interno como consecuencia de la pérdida del poder adquisitivo.
En ese contexto, y más allá de los datos duros, lo que hay en el sector es un gran interrogante. La ausencia de políticas focalizadas, la nula alianza con el sector privado, la discontinuidad de programas de apoyo hacia productores y bodegueros, el aumento demencial de los servicios, fundamentalmente la electricidad que impacta de lleno en los costos de la cadena de producción, la resiente e insustancial expulsión del Secretario de Bioeconomía, hacen que lo que prevalezca sea la incertidumbre. Hay un gran interrogante, la preocupación no es solo producto de la desfavorable actualidad sino del futuro inminente.