Por Javier Preciado Patiño
La estadística oficial acerca de la industrialización de maíz volvió a arrojar números negativos por sexto mes consecutivo. Efectivamente, en mayo se registró una caída interanual de 12%, que lleva a que en los primeros cinco meses del año la transformación de maíz en productos de mayor valor agregado haya descendido 11%, el más fuerte descenso interanual en la serie que arranca en 2011 (ver gráfico) y que se produce después de cuatro años (2020 a 2023) de sucesivos incrementos, cuando en el periodo considerado (enero a mayo) la industrialización del maíz había aumentado 25% hasta superar las 3 millones de toneladas.
El retroceso en la transformación fronteras adentro del maíz se da en todos los sectores, desde la elaboración de alimento balanceado, a la molienda seca, pasando por la molienda húmeda y la producción de bioetanol.
Precisamente, respecto de este último sector, las estadísticas de la Secretaría de Energía marcan que la producción de bioetanol a partir de maíz ha caído 11% en los primeros cuatro meses del año (la base estaba actualizada al mes de abril al momento de cerrar este informe), mientras que las ventas cayeron 13 por ciento.
Recordemos que los Estados Unidos exportan como grano menos del 20% de su producción de maíz (378 millones de toneladas), mientras que Brasil lo hace en menos del 40% de una producción 127 millones de toneladas. En el caso de la Argentina, con una producción comparativamente menor de 51 millones de toneladas, la exportación como grano de 36 millones llega a representar el 70% de lo producido. Claramente, una menor industrialización aleja a la Argentina de la tendencia que muestran estos dos grandes países productores del cereal.
La menor industrialización no sería ajena a la problemática que viven sectores de la proteína animal, que tienen al maíz como base de su alimentación. En este sentido, en el sector porcino el valor del kilogramo de capón equivale en la actualidad a 7,3 kg de maíz, cuando un año atrás esa relación era 10% más favorable al porcino. (1) Distintos especialistas en esta actividad coinciden en marcar una pérdida de $200 por kilo y por cabeza enviada a faena, situación que está generando quebrantos en la actividad y que urge una pronta alineación de los precios relativos.
Tampoco es ajena a esta realidad la caída en la producción de leche, que en los primeros cinco meses acumula un descenso interanual de 14%, lo que implica una menor demanda en materia de nutrición y cuya corrección, al igual que en el caso de los porcinos, depende de un alineamiento positivo entre ingresos y costos.
Desde el IDAA continuamos monitoreando la evolución de las principales variables de las cadenas agroindustriales, con el fin de visibilizar el impacto de las políticas económicas del Gobierno nacional sobre el sector.
(1) Monitor porcino correspondiente a junio, del Ing Mario Aguilar Benítez.