Según las estimaciones del Instituto Nacional de Vitivinicultura, la cosecha 2025 arrojaría unos 20.971.400 quintales, apenas un 9% arriba de los 19.189.738 quintales cosechados en 2024. En este contexto el precio de la uva vuelve a ser un tema de tensión entre viñateros y bodegueros, e incluso entre viñateros y el gobierno de Cornejo.
En lo que a precios respecta, el panorama es sombrío para los viñateros, atento a que las bodegas están recibiendo uvas y pagando un precio base, igual al del año pasado, lo que ha generado un descontento entre los productores y reclamos a los gobiernos provinciales para que intervengan en el mercado.
En 2024, el precio de la uva común para vinificar osciló entre $200 y $250 por kilo. Sin embargo, asociaciones de productores del Este mendocino han pedido elevar ese valor a $340 para esta temporada, buscando evitar pérdidas en el sector primario, solicitándole al gobierno de Mendoza la intervención a través de la compra de una cantidad de quintales que garantice un piso ante la postura de las grandes bodegas que empujan el precio a la baja y amenazan con importar vino chileno. Una práctica habitual ante la inminencia de cada cosecha.

FUENTE: INV
En esa dirección, pero referido al mosto, hace unos diez días hubo un acuerdo entre las provincias de Mendoza y San Juan para financiamiento de cosecha, acarreo y elaboración de mosto. El objetivo es darle previsibilidad a los productores y bodegas dado que entre ambas provincias aglutinan el 95% de la producción de uva de toda la Argentina. El esquema consiste en pagar $150 por kilo de uva destinada a mosto, mientras que las bodegas deben garantizar un mínimo de 60 litros de mosto por cada 100 kg de uvas ingresados al programa. Si bien la iniciativa es significativa, y muy entendible dado que Argentina es el segundo productor y exportador mundial de mosto, y exporta casi la totalidad de este endulzante natural, la cantidad de uva destinada a mosto, representa un porcentaje muy menor al destinado para vinos.
A esta problemática se agrega otra vinculada al stock de vino, esto también es un factor que condiciona los precios pero que se explica por la caída de consumo interno, vía recesión por pérdida de poder adquisitivo. Sin embargo, frente a esto, el sector suele explicar que el precio de los vinos ha ido por detrás de la inflación lo cual explicaría una caída amortiguada en las ventas. Datos oficiales del INV muestran que en 2024 el consumo interno de vinos fue de 7.659.714 hectolitros, una cifra 1,2% inferior a la de 2023 y 23% más baja que la de una década atrás. Vale remarcar que el grueso de la caída corresponde a los vinos genéricos, vinos de baja calidad, que pierden terreno frente a la cerveza. Recordemos que el 80% del vino producido en Argentina se consume en el mercado interno, el resto va a exportación.
Durante el año pasado las ventas en el mercado interno de bebidas con alcohol, mostraron una fuerte caída del 16% interanual acumulada, el vino en botella logró sortear la tendencia con una baja registrada de sólo el 1%. Las ventas en volumen del vino en caja de cartón cayeron 17% y los espumantes bajaron 21% en el acumulado al 2024, según datos de la consultora Scentia.
En cuanto a los salarios de los trabajadores y aunque el INDEC anunció una inflación del 2,2% en enero de 2025, los costos básicos como el transporte, la electricidad y los alimentos han aumentado en promedio más del 10% en el mismo período, pulverizando los salarios del sector. En Mendoza, el precio de la Canasta Básica Total (CBT) para enero-febrero de 2025 alcanzó los $1.200.000. Esta cifra contrasta brutalmente con los salarios congelados y el precio irrisorio del tacho de uva, que apenas permite subsistir a los cosechadores y obreros. En resumen, la pregunta sería ¿cuál va a ser la variable de ajuste de las bodegas, y quién va a pagar el costo de ese escenario crítico de sobre-stock de vinos, caída del consumo, cosecha al alza e importación abierta?
MERCADO EXTERNO
En contraste con el mercado interno, las exportaciones durante el 2024 fueron al alza respecto a 2023. Las exportaciones vitivinícolas de la Argentina totalizaron U$S 933 millones, lo que marca un crecimiento del 15,3% en relación con el 2023, sumando un total de U$S 124 millones más de ingresos que hace un año.
Valor de exportaciones (en millones de dólares) | ||||
Exportaciones | 2023 | 2024 | Variación absoluta | Variación relativa |
Vino fraccionado | 640 | 662 | 22 | 3,4% |
Mosto | 76 | 132 | 57 | 75% |
Pasas | 45 | 82 | 37 | 82,3% |
Granel | 46 | 52 | 6 | 13,6% |
Uva en fresco | 3 | 5 | 2 | 86,9% |
Total | 809 | 933 | 124 | 15,3% |
FUENTE: Observatorio vitivinícola argentino
El mayor crecimiento en porcentaje lo registra la uva en fresco con un incremento interanual del 86,9%, seguido de las pasas de uva (+82,3%) y el mosto (+75%).
Mientras que, en términos absolutos, los que más incrementaron sus ingresos en dólares son el mosto de uva con U$S 57 millones más que hace un año; las pasas de uva con U$S 37 millones; y el vino fraccionado con U$S 22 millones de incremento en comparación con 2023.
En el análisis por tipo de producto exportado, el vino fraccionado es el que mayor volumen moviliza. En 2024 cerró un año con un crecimiento del 3,2% en volumen y 3,4% en facturación.
Las pasas de uva tuvieron un gran año en 2024, con exportaciones anuales en valor y volumen no sólo superiores a los de 2023 sino que considerablemente mayores a los niveles alcanzados en los últimos cuatro años. En todo el 2024 Argentina exportó 43.515 toneladas de pasas de uva, lo que marca un crecimiento del 70% en relación con las 25.656 toneladas de 2023. En valor se vendieron al exterior en 2024 un total de U$S 81,8 millones en pasas de uva, casi el doble de los U$S 44,9 millones registrados en 2023.
Las uvas en fresco de Argentina también registraron números en positivo en 2024 con un crecimiento del 35% en cantidad al pasar de 2.973 toneladas exportadas en 2023 a las 4.018 toneladas de 2024. En valor esto permitió que los ingresos crecieran de U$S 2,5 a U$S 4,7 millones entre 2023 y 2024.
Sin dudas los números más ampulosos aparecen con el mosto. En 2024 se exportó mosto argentino por un total de U$S 132 millones, frente a los U$S 76 millones de 2023. En volumen se vendieron al exterior 82.499 toneladas en 2024, más del doble que las 40.554 toneladas del 2023. El acuerdo mencionado anteriormente entre Mendoza y San Juan, también está orientado a fortalecer este nicho que aparenta tener un gran futuro para el sector y que busca posicionar a este producto como el principal endulzante natural sobre todo si se concreta el anuncio de la administración Trump de regular el uso de alimentos ultra procesados y por ende el uso de azucares añadidos (no naturales). Hay expectativa al respecto.
Sin embargo, en el análisis de los últimos cuatro años, el nivel de exportaciones de 2024 marca un crecimiento en relación al 2023, pero se ubica considerablemente más bajo que lo registrado en 2021 y 2022. Por lo que resta aun recuperar la cuota de mercado perdida tanto en valor como en cantidad de litros exportada de vino.
Conclusiones
El mercado interno, medido en dólares, es apetecible a causa de la apreciación cambiaria, pero el consumo está estancado y la competencia feroz, imposibilita ajustar los precios mayoristas en línea con la suba de costos. Al mismo tiempo la caída de la demanda, vía recesión, hacen pensar en un año difícil para el sector.
Más allá de que los números de las exportaciones hayan sido positivas, hay un elemento que convendría no pasar por alto. Durante el 2024, año en el que, a consecuencia de la baja existencia de vino y la competitividad ganada a costa de la mega devaluación, se promovieron buenos cuerdos comerciales en el exterior y se recuperó parte del mercado perdido en 2023. Pero este 2025 muestra una situación delicada debido a la licuación de la competitividad cambiaria, sumado a los insumos básicos dolarizados como gasoil, gas y sobretodo electricidad. Esta situación genera incertidumbre tanto por lo indeseable de esa sensación a la hora de hacer negocios como por la poca receptividad que existe del lado del Poder Ejecutivo Nacional cuando el sector plantea estos temas. La moneda está en el aire: sin respuestas concretas, sin interlocutores, la industria vitivinícola enfrenta un año de gran incertidumbre.